<<Te pondré alguna excusa y te irás. Es lo que pasa siempre. No puedes obligar a nadie a quererte, pero tampoco puedes obligar a alguien a no hacerlo. No hay un equilibrio, Paco. Nunca lo hay. El equilibrio mata al individuo. No busques el equilibrio. Y tampoco me busques a mi. Hay mil personas mejores que yo, pero también hay mil personas mejores que tú. Que no se te olvide.>>
Paco Ojerás sintió que se le partía el corazón. No, Paco. Eso que ha sonado ha sido tu orgullo. Tu orgullo y el nudo al que llaman autoestima. Llora, Paco. Llora y echa a volar antes de ahogarte en tu propia compasión.
María Judías le miró por última vez y se fue.